CORAZONES DE NAVIDAD
Carlos camina por las calles; el ambiente navideño está en su pico máximo—Músculos lánguidos penes hambrientos mandíbulas hostiles—El calor es insoportable. Carlos va vestido con ropa de marca, usa una corbata. Carga un maletín en la mano derecha y está empapado en sudor—Las fiestas de fin de año se venían encima como tiburones famélicos Nadie puede escapar del poder de los calendarios—Tiene una visión paranoica del mundo, cree que todos lo observan. Las mujeres le chistan, le guiñan provocativas, le llaman por su nombre—Algo anormal en la mente Primeros síntomas descubiertos entre los 6 o 7 años—Su paranoia es exagerada, grotesca, potente. Toda la Navidad parece invadirlo. Alucina con inmensos árboles de Navidad iluminados, llenos de adornos y regalos. Algunos Papás No eles lo persiguen para entregarle obsequios. Sus rostros son atemorizantes, agresivos. Ve a Papá Noél volando sobre la ciudad, en su clásico trineo—Risa grotesca de Papá Noél Malévola Distorsionada—Sigue su camino a largos pasos
—Ejércitos de Doñas marchando hacia la iglesia—, haciendo caso omiso a la paranoia. Actúa como si todo fuese natural para él. Unas cuadras antes de llegar a su departamento, se detiene a observar a las prostitutas
—Música navideña atonal—Está en el pasillo de su departamento. Demora en abrir la puerta. Antes de abrirla, se asegura que no hay nadie alrededor. Mira obsesivamente hacia todas partes, paranoico. Entra a su habitación—Te sientes solo y triste—Lo vemos de pie, en medio del apartamento (sensación de soledad). Se sienta en la cama, triste y encorvado. Luego de unos segundos, toma aliento y se levanta. Carlos:(Para sí mismo) No se puede hacer un carajo...
Abre el armario. En su interior vemos un maletín y un frasco con un corazón humano. El frasco lleva una etiqueta con el nombre: “Ana”. Lo mantiene flotando en Formol. Carlos lo observa con cariño. Deja el armario abierto y entra a bañarse—Sudor frío, cuerpos gomosos—Enciende la ducha. Un escarabajo chapotea en el piso, ahogándose, tratando de escapar de la muerte. Carlos lo observa atentamente y cierra la llave del agua
—Laberintos interminables Por aquí o por allá ¿Dónde está la salida?—Se agacha hacia el escarabajo y lo rescata haciéndolo trepar sobre la tapa de un frasco de champú. Carlos:(al escarabajo) Shh... Tranquilo, hermano... Vení, yo te ayudo...
Carlos observa a través de la mirilla de la puerta. Un viejo de aspecto extraño aguarda afuera. El viejo se impacienta al no recibir respuesta. Golpea varias veces (Sonido de los golpes a la puerta).
Viejo:(Gritando)¿Hola? ¿Hay alguien ahí adentro?.
Carlos está envuelto en una toalla hasta la mitad de la cintura, con el torso desnudo. Observa a través de la mirilla y abre la puerta. El viejo lo mira enfadado, harto de esperar. Viejo: ¿Tiene el corazón purificado? Carlos: ¿Qué? Viejo: No se haga el tonto conmigo... ¿Es usted un pecador? Carlos: ¿Pero qué carajo querés?— ¿Un revólver? ¿Comprarías un revólver?—No quiero nada de porquerías... Andáte a vender a otro lado... Viejo: ¿Qué quiere usted? Reconozco un corazón noble cuando lo veo... Es muy feo eso que tiene guardado ahí adentro. Carlos: ¿Qué? ¿Cómo mierda sabés sobre eso? ¿Pero quién mierda sos vos? ¿Sos real?
—Máscaras, disfraces y mentiras—
El viejo se muestra muy molesto. Viejo: ¡Bueno! Lo dejo con sus cosas... Yo también tengo cosas que hacer, sabe... Será mejor que me vaya...
El viejo pega la vuelta. Carlos lo observa mientras se marcha. Mira hacia todas partes, dudando de la realidad de lo ocurrido... Vuelve a entrar. Sigue envuelto en la toalla—Las mismas paredes los mismos canales tu mismo rostro de siempre— Carlos: (murmurando para si mismo) Y Bueno... Ya estamos todos locos...
Saca el maletín del armario. Lo coloca en el suelo y lo abre (no vemos que hay dentro).
Nuevamente en la calle, Carlos anda rápidamente con el maletín a cuestas. Su paranoia continúa—Máscaras, máscaras y grabadoras—Su rostro está tenso y sudoroso
—Quieres matar al vendedor de discos de la plaza—Sus ojos se pasean rápidamente de un sitio a otro. Pasa frente a un Shopping. Una bella mujer lo mira desde adentro, a través del vidrio. Carlos se percata de la mirada de la chica, pero no le da importancia, cree que es producto de su percepción paranoica—Estás tan cansado de todo esto—Unas cuadras más adelante, llega a una casa que se encuentra en un callejón sin salida. Toca el timbre. No hay respuesta. Espera ansioso, gesticulando y mirando hacia todas partes.
La bella mujer que antes lo había mirado, sale del Shopping. Carga una cartera y un pequeño regalo navideño. Tito (un chico ladrón, un caballo loco) pasa a toda velocidad y la atropella. Pamela (nombre de la bella mujer) cae al suelo. El chico le roba la cartera. Luego de unos segundos, Pamela se incorpora. Observa como el chico huye con su cartera. Tito se abre paso velozmente entre la gente. Anda unas cuadras. Llega hasta el mismo callejón donde Carlos espera que le abran la puerta. Carlos ve que Tito viene hacia él. Tito busca un sitio para escabullirse. Tropieza en su intento de salto. Choca contra Carlos; maletín y cartera vuelan por los aires. Tito se incorpora antes que Carlos. Observa el maletín abierto. En su interior hay una bolsita de polietileno llena de polvo blanco y una pistola. También hay píldoras, jeringas, frascos con extrañas sustancias químicas; algunos se han quebrado, dejando escapar ácidos y gases—MORFINA HEROÍNA COCAÍNA—Hay drogas esparcidas en el suelo. Tito intenta agarrar la cartera que le había robado a Pamela. Carlos gatea hasta el maletín y saca la pistola. Apunta a Tito desde del suelo. Carlos: ¿Y vos que hacés acá? ¿Sos de la CIA?... Hijo de puta... Mirá el kilombo que armaste... Tito: Perdón, señor... Quiero agarrar la cartera y me voy. No quiero problemas.
Carlos observa su maletín abierto, las drogas y químicos esparcidos en la vereda. Se incorpora, siempre apuntando a Tito. Carlos: Ya tenés problemas, pelotudo... Tito: No le voy a decir a nadie... Le juro... señor... ¿Para qué le voy a contar a alguien? Carlos: ¿Creés que pódés jugar conmigo?—CÓCTEL DE FUEGO—Hijo de puta... Yo te voy a enseñar a jugar... Carlos lo tiene en la mira. Pamela llega al sitio escoltada por un policía. Pamela señala a Tito con el dedo. Pamela: (Al policía) Es él, este pendejo me robó la cartera...
El policía apunta a Carlos, quien no deja de apuntar a Tito. Policía: Baje el arma, señor... Tranquilo...
Ahora Carlos apunta al policía y pierde atención en el chico. Tito aprovecha el descuido para huir. El policía abandona a Carlos por un momento y apunta a Tito mientras huye. Policía: (a Tito) ¡Quieto ahí!
Tito se detiene. Carlos dispara contra el policía
—Drogas Libros Manoplas puntiagudas—Pamela: ¡Dios mío! El policía cae, muerto. Carlos apunta a Pamela y a Tito intercaladamente. Carlos: (a ambos) Ahora los dos van a venir conmigo(A Tito) Vos cargá las cosas en el maletín. (A Pamela) Dale, apuráte... Agarrá la cartera...
Tito guarda en el maletín las cosas que puede rescatar. Pamela recoge la cartera.
Una chica abre la puerta de la casa y sale afuera. Se muestra asombrada por encontrar semejante situación frente a su casa. Claudia: ¿Qué carajo es todo esto? ¿Carlos? ¿Te volviste completamente loco?
Carlos: Calláte... Ayudáme a cargar el cuerpo.
Claudia: No, no... Ni pienses que voy a meter eso en mi casa... Carlos: ¿Y qué preferís? ¿El buen Pastor? ¡Vamos! ¡Muévanse! Ustedes dos entren y esperen en silencio—gargantas inflamadas grillos esquizofrénicos—
Carlos los guía hacia dentro, apuntándolos. Pamela y Tito entran a la casa. Carlos y Claudia meten el cadáver. Cierran la puerta. Carlos y Claudia colocan el cuerpo en un rincón. Pamela y Tito permanecen atónitos. Carlos:(A Claudia) Bueno, ahora mejor salí a limpiar el kilombo que hay afuera... aseguráte que no quede nada. O sino nos vamos todos a la mierda.
Claudia va a buscar la escoba, pasa frente al cadáver y camina hacia fuera. Claudia: ...Puta... Esto no puede estar pasando... Carlos: Bueno, tranquilizáte... Hay cosas peores... Estás histérica... Calmáte un poco que te traje tus medicinas... —Quiero medicina para la cabeza Tengo que aplacar el dolor de mi cerebro—Carlos:(a Tito) Vos dejá el maletín en el suelo.
Tito deja el maletín en el suelo. Carlos lo recoge. Claudia sale a limpiar el frente de la casa.
Minutos más tarde, Carlos, Tito y Pamela están sentados en círculo a una mesa. La cartera y el maletín están sobre la mesa. Carlos porta el arma. Claudia está desparramada sobre un colorido sillón.
Carlos: Lo importante es que todos se tranquilicen. Las cosas salieron mal. A veces pasa. Claudia es una vieja amiga. La conozco desde chiquita. Éramos compañeros de colegio. Después se hizo puta—TU AMOR ES SU ODIO SU CUERPO ES TU DOLOR—Los dos nos necesitamos mutuamente... Yo necesito su cuerpo... Y ella necesita medicinas. La nena está un poco enfermita.
Claudia: ¿Por qué no te callás, imbécil? ...Loco de mierda... ¿Qué carajo es todo esto? Yo voy a llamar a la policía y listo... Carlos: Sabés que no podés hacer eso... Yo tampoco entiendo nada... Estoy a ciegas, igual que vos... Soy solamente otro actor más...
(A Tito) ¿Cómo te llamás pendejo? Tito: Tito.
Carlos:(A Pamela) ¿Y vos? Pamela: Pamela.
Carlos: Bueno. Explicáme un poco cuál es la situación.
Pamela: Este pendejo de mierda me robó la cartera cuando salía del Shopping. Después lo seguimos hasta acá con el policía. Y después vos lo mataste.
Carlos: ¿Ahora entendés, Claudia? Todos estamos juntos en la película... Yo venía para pasarla bien contigo... Pero Tito se cruzó en mi camino cuando se escapaba con la cartera de Pamela... Mi maletín se cayó... El pibe vio las drogas... No podía dejarlo ir. Sigamos... Después Pamela llegó con ese policía... El zorro se encontró con una escena extraña... Encontró a un loco apuntando a un caballo loco y un maletín lleno de drogas... Tuve que matarlo... Si no lo hacía, Tito y yo ya estaríamos fritos... Todos estamos comprometidos en esto... Tenemos que ayudarnos mutuamente... Tito: ¿Qué vamos a hacer con el cuerpo?
Carlos: Dejálo tranquilo. Ya está muerto... Que descanse... No importa... Es bueno que hayamos aclarado el asunto... Creía que eras un agente, Tito... Estaba a punto de matarte... Pero tenés suerte, porque confío en la versión de Pamela... ¿Acaso no saben que todo está escrito?—Castillos, juguetes Poderosas espadas de acero—No hay nada que podamos hacer...
Carlos se levanta de la mesa. Abre el maletín sobre la misma. Saca la jeringa y la bolsita con el polvo blanco. Carlos: ¿Alguna vez viste a alguien en el cielo blanco, Pamela? ¿Viste el poder del ángel blanco? Pamela: ¿De qué estás hablando?
Carlos prepara la jeringa, una dosis de Heroína.
Tito: Yo no necesito esa mierda. Eso es para putos.
Carlos: Un pibe duro, ¿eh? Bien... Me gusta eso...
Carlos se dirige hacia Claudia con la jeringa lista para ser inyectada—Su vida se ha reducido a esperar la dosis—Carlos: Pamela... Ahora vas a tener el honor de ver el abrazo del ángel blanco... Todos necesitamos amor... Es lo que buscamos siempre... Amor... Cada uno lo encuentra en distintas cosas... Algunos no lo encuentran... Mi niña lo suele encontrar en el abrazo del ángel blanco... Es lo único que llena el vacío... ¿Verdad, Claudia? — ¿Puede alguna droga llenar el vacío, aplacar la tristeza, devolver la esperanza?— ¿Conocen los días en que el vacío se apodera de las almas? Días, meses, años... No hay tiempo para el vacío.
Es desesperante... Andamos como locos—El vacío no puede disfrutarse—, ocupando nuestro tiempo para olvidar el vacío... Pero siempre está ahí... No puede evitarse—El tiempo es un reloj interno—Esto llena el vacío... ¿Verdad, Claudia?
Carlos le acaricia el rostro mientras acerca lentamente la jeringa hacia su brazo izquierdo.
Le inyecta la droga—Somos sustancias, neurotransmisores, endocrinología—La sangre se mezcla con la droga.
Claudia aparece dormida en los brazos de un ángel rubio de largos rizos y enormes alas—La flor marchita que sostiene el alma—Un brillante resplandor dorado crece a su alrededor (Claudia y el ángel permanecen en escena hasta que se indique lo contrario).
Carlos vuelve a sentarse. Carlos: ¿Alguien quiere probar algo? Todo Gratis... Es una promoción navideña... ¿Qué decís, chico duro?
Tito mira el maletín con curiosidad. Tito: ¿Tenés merca? Hace mucho que no jalo...
Carlos se levanta. Selecciona dos píldoras del maletín. Se las entrega a Tito. Carlos: La merca es una mierda. Esto te va a volar la cabeza...
Tito tiene las píldoras en la mano. Las mira con desconfianza. Carlos: Tragálas, pibe ¿Qué esperás? ¿Agua?
Tito las traga. Pamela observa el ambiente, atónita. Claudia duerme en los brazos del ángel. Carlos vuelve a sentarse. Pamela: Están todos locos... ¿No estarán haciéndome alguna especie de broma, verdad?
Carlos: La locura es la percepción de las cosas... Relajáte... Voy a contarte algo... Pamela: Esperá, primero quiero saber una cosa. ¿Cuánto tiempo vamos a estar escuchando tus divagues con ese cadáver pudriéndose? ¿Qué pensás hacer? Carlos: No hay planes. Es mejor así. ¿Fumás?—La relación con el mundo externo se ha quebrado—
Pamela hace una negativa con la cabeza. Carlos: Yo tampoco. Es extraño estar con cuatro personas sin que haya ningún cigarrillo encendido. ¿Y vos, Tito?
Tito: Solo porro. ¿Pero qué mierda me diste? No me hace nada... Carlos: Esperá, chico. Las buenas cosas llevan su tiempo. (A Pamela) ¿Cuáles son tus planes? ¿Cómo te va en la vida? Pamela: ...Y... Bien... Carlos: ¿Casada? Pamela: No. Carlos: ¿Pero tenés amigos cercanos, novio, amante, algo?
Pamela: Sí, claro que tengo amigos, pero no en la ciudad. Soy nueva acá. Trabajo en una librería. Abrieron una sucursal acá y quieren que yo me haga cargo...
Tito está quedándose dormido. Carlos: Parece que el chico duro se está relajando. ¿Y qué tal marcha el trabajo? Pamela: Escuchá... Tengo que decirte algo... Me lo estoy guardando desde hace rato... Ya no puedo más... Es la cosa más loca que me pasó hasta ahora. Pero la peor parte es todavía más loca. No sé como decírtelo... Carlos: No sabés como decir lo que tenés que decir antes de decírmelo. No importa. Timidez de palabras. Ya vas a superarlo. Decílo de una vez y listo. Pamela: Bueno.. Anoche...
Tito se ha dormido. Pamela: Anoche soñé contigo... Con esta misma situación... Carlos: Esperá. Contámelo desde el principio... Pamela: Bueno, comenzó acá mismo. Estábamos sentados hablando y de repente decidí contarte que ya lo había soñado—Deja´vu y Deja´vu una y otra vez—Es un sueño dentro del sueño... Carlos: ¿Significa que todos somos unos personajes actuando en tus sueños? ¿Y qué hay de mis recuerdos?—Somos espectadores moribundos Sátiros desesperados— ¿También son parte de tus sueños? Pamela: No digo que esto sea un sueño... Solo quería contarte la experiencia que tuve... Carlos: Ahora me dejaste más confundido, gracias por aclararme las cosas.
Pamela: ...No sé... Hay algo raro en todo esto... Tengo la sensación de haber vivido esta situación antes. Carlos: Ya tenemos suficientes situaciones raras acá. Mejor guardáte tus percepciones para vos sola ¿OK? Pamela: Bueno... Ahora quiero que seas sincero conmigo ¿Cómo vamos a salir de esto?
Carlos: ...Va a ser largo y complicado... Pamela: A mí no me necesitás. Solo quiero mi cartera. No voy a decir nada, lo juro. Dejáme irme, por favor... —Me gustaría mutilarme, convertirme en una nube de energía y desaparecer como un relámpago—Carlos: No trates de jugar conmigo. Podrías ser un agente de narcóticos… ¿Pensás que voy a creerme la coincidencia de la cartera y tu bonito sueño? ...No, no, no... Nadie se va hasta que averigüe todo sobre todos. Pamela: ¿Y qué hay de vos? ¿Tenés algo para contarnos? Carlos: No sé por donde empezar. Bueno, tengo este maletín para sobrevivir. Nunca se sabe que puede llegar a pasar. Voy a pasar la Navidad con Claudia. Me va a hacer un buen descuento. Pamela: ¿Cómo podés vivir así? ¿No tenés novia, familia, amigos? Qué sé yo... Alguien que te haga pisar tierra. Carlos: No quiero hablar de eso. No preguntes nada. Te voy a contar lo que quiera.
Pamela: Ah, bueno... Perdón por existir...
Tito sigue dormido. Claudia, en brazos del ángel.
Carlos se levanta, arma en mano. Camina de un lado a otro, nerviosamente. Carlos: Después de años perdidos en trabajos de mierda decidí retirarme. Tengo un poco de dinero ahorrado y ahora voy a gastarlo todo. Después voy a morir.
—“¿Deseas morir, temprano en la mañana?”
“Las escopetas son para los valientes”—
Pamela: ¿Vas a matarte? Carlos: Así mismo...
Pamela: ...Qué valiente... Carlos: No espero que lo entiendas, es necesario vivirlo para comprender...
—Una vida que ha sido la espera en la antesala a la muerte—
Pamela: ¿Qué cosa? Carlos: La muerte en vida. Mirá, yo llevo muerto muchos años. Sin alma. Sin corazón.
—“¿Cuántos años tienes, hombre triste?”
“¿Cuántas horas, días, te quedan por vivir?”—
Carlos: Soy un cuerpo vacío. No vas a entender... El dolor es un gran maestro... Me enseñó a ver la realidad—Carlos llegando a casa, (rejuvenecido, unos 5 años atrás) Va vestido formalmente. Entra a una habitación. Encuentra a su esposa sentada en el inodoro, tambaleándose levemente, con la mirada perdida, en estado catatónico—Carlos se dirige hacia el dormitorio. Va hacia la cuna de su hija. La cuna está vacía. Mira hacia la cama y encuentra a su hija, una beba pequeña, muerta bajo una almohada—El dolor me enloqueció. Mi alma no pudo soportar la agonía y me abandonó—Como un grito seco desde el foso de la muerte—Carlos: Ahora percibo las cosas de otra manera. Pamela: ¿Cómo las percibís? Carlos: Veo al mundo como un escenario de cartón vacío. Lleno de títeres y payasos—Cada día es un suicidio lento y doloroso—No hay vida en ninguna parte. Todo es muerte cuando el alma no está. Todo está seco, petrificado—Vivo en la ruptura y he perdido la razón—Pamela: Veo que estás bastante loco... ¿Quién te creés qué sos para andar juzgando la vida de los demás? Carlos: ¿De qué vida me hablás? Todos están muertos para mí. Es lo único que importa
—Se acerca al cadáver de la beba. Se cerciora de que está muerta. Luego camina hacia el baño. Con lágrimas en los ojos, observa a su esposa, quien está sentada sobre el inodoro, en estado catatónico. Carlos se deja caer al piso, llorando desesperadamente—Decíme una cosa... ¿Cuál fue el mayor dolor que experimentaste? Pamela: ¿Te referís a lo físico?—ELLOS llegaron, envenenaron mi mente y trajeron dolor al corazón—Carlos: En todos los aspectos ¿Podés recordarlo? Pamela: La muerte de mi madre.
Carlos: ¿Cargás ese dolor contigo? Pamela: Todo el tiempo. Carlos: Bien. Ya sabés cuales son mis planes... ¿No pensaste que podría matarlos a todos sin pestañear?—Habrá una matanza de conciencias a la medianoche—Ya no queda mucho dinero. El fin está cerca. Pronto van a descubrir lo del policía... Entonces todo habrá acabado. No tengo intenciones de ir a la cárcel. Prefiero morir. Voy a matarlos a ustedes primero—Un balazo en la cabeza O una decapitación—Pamela: ¿Y qué ganás con eso? Carlos: ¿Y qué más puedo perder?
Tito ha despertado. Tito: Me diste una mierda... Un sedante de mierda... Carlos: Perdonáme, Tito. Necesitaba conversar con Pamela en privado. Tito: Me pusiste a dormir como una criatura.
Tito observa a Claudia, quien sigue en brazos del ángel— ¿Sabían que los ángeles habitan en el sistema nervioso del hombre?—Tito: No puede ser... ¿Ese ángel no se cansa nunca? Carlos: Se le paga bien por su trabajo.
Tito: ¿Y cómo estamos ahora? Carlos: Le estaba contando a Pamela el plan que tengo. Voy a matarlos a todos... Lentamente... Tito: ¡Pero andáte a la puta! ¡Vos no sos capaz de hacer nada, nene de mamá!— ¿Sabían que he perdido la razón?—Carlos se acerca a Tito, le coloca el arma sobre la cabeza— ¿Estás preparado para el horror?—Carlos: Vas a ver lo que puedo hacer... Pamela: No... No hagas eso... Vas a empeorar la situación...
Luego de unos segundos de tensión, Carlos retira el arma. Carlos: Tenés razón, no vale la pena. Ya están muertos, de todas formas— ¿Has visto el mundo a través de los ojos del demonio?— ¿Dónde pasás la navidad, Tito?
Tito: En la calle—qué triste qué triste—Carlos: Muy bien... Ahora quiero que todos hagamos un trato...
Carlos se sienta—Kurt Cobain se voló los sesos un domingo por la mañana Un húmedo y caluroso domingo Un triste domingo por la mañana—Carlos: Voy a dejarles ir... No necesito esto... Voy a quedarme con Claudia... No me importa lo que ustedes digan por ahí... Ya no hay retorno... Esta vez sigo hasta el final... Todo es una cuestión de karma... —Lo siniestro me envuelve con el más frío de los mantos, me hace perder el interés por lo real me obliga a caer en la autodestrucción— ¿Escuchaste la canción de Radiohead, Tito? ¿Karma Police? Tito: Yo no escucho música. No sirve para nada—La música es un hoyo de grillos muertos—Carlos: No importa. La letra dice todo... El dolor hace arder al karma... No podemos escapar de nuestro destino— ¿Sabían que ESTO nos ocurriría a nosotros?—Quiero que seamos sinceros mientras estemos juntos... Prometo dejarlos ir... Solo quiero que seamos sinceros... Quiero que dejen hablar a sus corazones... ¿Podés hacerlo, Pamela?—La lluvia de diciembre cae sobre los corazones—Pamela: No sé... No creo que mi corazón quiera hablarte... Carlos: ¿Por qué decís eso Pamela? ¿Creés que tengo un corazón malvado? Todo esto fue un accidente. No quiero lastimar a nadie... Todo fue un accidente cósmico... —Era un niño dulce, tímido y solitario OH, Dios, mira en que me he convertido—
El ángel de Claudia empieza a desvanecerse.
Claudia: ...No... Se está yendo... Carlos: Hora de regresar a la tierra infernal—Mi mente es el más terrible de los infiernos—
Tito se levanta. Tito: Yo no aguanto más esta mierda.
—Látigo amargo Látigo amargo Látigo amargo—
Carlos lo apunta. Carlos: Todavía no terminamos, Tito. Tito: Pero si vos no tenés huevos—Familias Odio Desesperación—Pamela: (A Tito) ¿Pero qué pasa contigo? ¿No viste lo que le hizo al policía?
Tito se mantiene de pie, observándolo, desafiante. Aguardando el momento propicio para escapar—Ligero pájaro, pajarito volador sirena silvestre—Tito: (A Carlos) ¿Y qué pensás hacer? Si vas a matarnos a todos, quiero ser el primero. Si vas a dejarnos ir, también quiero ser el primero—música-locura, tormentas eléctricas y junglas vírgenes—Carlos: OK. Vos ganás. Andáte.
Tito se marcha. Carlos le dispara en la espalda—Gotas de agonía. La sangre tiñendo en púrpura el amanecer—
Pamela: ¿Por qué hiciste eso? ¡Dios mío!
Carlos: ...Dijo que quería ser el primero... Y bueno, me convenció—Demonios ocultos en sitios impensables penetrando en todas las mentes atacando desde todas direcciones—
Pamela se larga a llorar. Claudia despierta. Todavía está drogada. Claudia: ¿Adónde se fue? (refiriéndose al ángel, quien se ha desvanecido) —Los bosques profundos los lirios la dulce llovizna sobre las tumbas—
Carlos: (refiriéndose a la muerte de Tito) Nadie lo sabe. Claudia: ...Mi ángel... ¿Adónde se fue?
Carlos: Uh... Se cansó de estar entre nosotros— ¿Es posible nombrar un nombre?—Claudia: Mierda.
Claudia sigue tumbada en el sofá. Carlos se levanta y se agacha a revisar el cuerpo de Tito. Está muerto. Pamela continúa llorando—Un animal triste con ojos de lluvia— Carlos: Otro menos en el paraíso.
Carlos camina hacia Claudia. Carlos: (A Pamela) Me gusta tu corazón... Es puro—Nos conocimos en el paraíso—Pamela: (sollozando) ¿Pero qué carajo decís?
Carlos se sienta en el sillón, junto a Claudia. Tiene la mirada perdida. Le acaricia el pelo. Carlos:(A Pamela) Hoy un viejo raro vino a visitarme
—El viejo de pie, frente a cinco frascos con corazones adentro. Los frascos están sobre una mesa. Llevan etiquetas con nombres de mujeres: Laura, Leticia, Fabiola, Olivia, Rocío—
Me preguntó... Me preguntó si tenía el corazón purificado... No le entendí entonces... Pero, creo... Creo que se refería a tu corazón... Sí, definitivamente. Claudia: (A Pamela) No te preocupes, siempre estuvo así de loco... Nunca pudo conseguirse una mujer... —Tomó mi cuerpo con el salvajismo de la coca y la cerveza la carne intentó aplacar el dolor del corazón por esa noche Como bestias devoramos nuestros cuerpos hasta el amanecer. Y con el rocío de la tierna madrugada, ella se fue, dejando la tristeza sobre mi alma como a un feto abandonado entre los lobos de la noche—
Carlos mira a Claudia con disgusto y sorpresa.
Carlos: (A Claudia) ¿Cómo podés decir esas cosas?
Le levanta el pelo sobre el otro costado de la cabeza, dejando descubierto su perfil izquierdo. Claudia: La verdad duele, papá—Violencia veraniega Violencia veraniega Violencia veraniega—
Carlos mira hacia todas partes, intentando contener su ira—Rabia y locura crecen—Le coloca la pistola sobre la sien—Locura estremeciendo las paredes del cerebro—y dispara. La sangre de Claudia le mancha el rostro y la camisa—Tiraste del gatillo y te llevaste los demonios de millones—Pamela está horrorizada. Carlos: No quería que las cosas terminaran así. Nunca pensé que acabaría así. Solía ser un chico tan dulce... —La mente de un niño es prisión del adulto que pensaba como niño—Ni siquiera puedo matar un insecto... —Arenas verdes desenterrando la primavera—Necesito...
Carlos se deja caer al suelo, boca arriba. Las lágrimas resbalan por sus mejillas.
Carlos: El alimento divino... Estoy vacío, Pamela... Estoy perdido... Ayudáme... Por favor... Salváme...
— ¿Puede el amor sanar a una mente enferma?—
Le tiembla la mano con la que sujeta la pistola. Finalmente, la mano se rinde y suelta el arma.
Pamela se levanta de la mesa y se arrodilla a su lado
— ¿Habría sanado Travis si Betsy le hubiese correspondido?—
Pamela: ¿Sabés por qué no te tengo miedo?
Carlos no puede responder debido a su ataque de llanto—Dos almas musicales no asexuadas por el sabor del aire—Pamela: Te dije que soñé con todo esto antes. ¿No te diste cuenta de que ya me había fijado en vos cuando pasabas frente al centro Shopping? Yo soy tu ángel... Tranquilo... Todo está bien ahora... —Un sueño desgarrado enmudecido martirizado—
Pamela toma la mano de Carlos y la coloca sobre su corazón. Pamela: ¿Lo sentís? Este es el corazón purificado del que me hablaste... Dale... Sentilo...
—Recuerdo una infancia tierna y llena de vida. Amigos perdidos, chicas alegres que no volverán a sonreír—
(Latidos del corazón de Pamela) Carlos se sienta con el tronco erguido, sobre el trasero, con las manos apoyadas en el piso. Su rostro se ilumina de luz divina. Carlos: Dios mío... Es maravilloso...
Suena el timbre. Carlos: No atiendas. Puede ser la policía. Pamela: No te preocupes. Sé quien es.
Pamela se levanta. Carlos: ¡Esperá! ¿Qué hacés? ¡Vamos a ir a la cárcel! Pamela: ...Te digo que no es la policía...
Carlos la observa mientras va hacia la puerta, mira el arma con intenciones de agarrarla de nuevo. Pero decide rendirse y deja que Pamela abra la puerta
—Extraños rituales de los animales de la noche—Luego de unos segundos de espera, Pamela regresa con el viejo que antes había visitado a Carlos en su departamento
—Repetición de una repetición o pesadilla—El viejo tiene la misma expresión de enfado y ansiedad.
Viejo: (A Carlos) ¿Tiene el corazón purificado?—ELLOS lo saben todo y nos aplastan con el poder del deseo—
Carlos: Sí... Ahora comprendo. Sí, lo tengo. Pensé que te referías a... —La realidad es un camaleón de fuego—Vos dijiste que era muy feo eso que tenía ahí adentro... Creí que sabías sobre... (refiriéndose al corazón que guarda en el armario) Viejo: ...Shh... Nada de eso... Me refería a su corazón... Veo que ha recuperado su nobleza. Pamela hizo su trabajo ¿Pero que hará con toda esta muerte muerta?—Reconstrucción de nuevas formas para entretener a la mente—
Pamela permanece al lado del viejo—Existe un instante donde todo muere y vuelve a renacer—
Carlos: Todavía no sé.
Se oye un fuerte sonido proveniente de la entrada. Tres policías armados han forzado la puerta. Llegan al sitio del desastre. Los cuerpos de Tito y el policía han desaparecido. Pamela y el viejo se han esfumado como si fuesen fantasmas—Soy un espacio abierto ubicado en el espacio de otro espacio—Un policía apunta a Carlos. Los otros revisan el lugar. Encuentran el teléfono en el suelo, descolgado. Hay cosas tiradas por todas partes. Manchas de sangre. Señales de una fuerte pelea. Policía 1: ¡Ponga las manos sobre la cabeza y aléjese del arma!
Carlos se pone de rodillas, con las manos detrás de la nuca. Carlos: ¿Dónde se metieron? (Gritando) ¿Dónde carajo se metieron?—Yo no soy Yo “ELLOS” están en mí “ELLOS” no son Yo—Policía 1: ¡Cállese! ¡Al suelo! ¡Manos sobre la cabeza!.
Uno de los policías entra a la cocina. Policía2:(Al policía1) ¡Vení a ver esto! ¡Dios mío!—Yo no estoy aquí “ELLOS” están en todas partes “ELLOS” están aquí—
El policía 1 hace una seña al policía 3 para que vaya a inspeccionar la cocina. Allí, ambos policías encuentran el cuerpo sin vida de Claudia—Es horrible no hay final la muerte no existe es un borrador de conciencias y emociones—Carlos le ha arrancado el corazón. Lo ha colocado dentro de un frasco, sobre la heladera. El policía 2 sale de la cocina. Policía 2: (Al policía 1) Hay una chica... La que hizo la llamada... El loco éste le sacó el corazón y lo puso en un frasco—Las olas del mar, aunque no las vea, siempre están allí—
El policía 1 continúa apuntando a Carlos.
Policía 1: ¡Loco hijo de puta!—Prisionero de la paranoia Títere del placer astral—Carlos: Yo no hice eso... Tienen que creerme... Fue el viejo... Lo juro... No sé dónde se metió... —Sólo los profetas y los locos comprenden el código del Horror—
Carlos mira hacia todas partes, buscando al viejo y a Pamela. Lagrimea, desesperado. Carlos: (Al viejo y a Pamela) ¿Por qué me abandonan ahora? ¿Por qué se esconden?—Satán también se burla de sus títeres—
Policía 1: Ahora quiero que se levante, lentamente...
Carlos se levanta, observando la pistola que está en el suelo. Se lanza hacia el arma. El policía le dispara en una pierna—qué desperdicio qué desperdicio—Carlos agarra la pistola. El policía le dispara en el corazón. Carlos muere—Los Caballeros de La Mesa Redonda pulverizados por una nueva peste—Los otros policías salen de la cocina al oír los disparos. Policía 1: Un loco menos en esta Navidad—El alma nada en una angustia líquida—
El policía 2 vuelve a entrar a la cocina, sale con el frasco que tiene el corazón de Claudia adentro—Vientos lúgubres Vientos lúgubres Venus en putrefacción—
Policía 2: Y un corazón menos.
El viejo aparece en escena, salido de la nada, como un fantasma—Una bestia de energía psíquica—Siempre extraño y con la misma expresión de enfado. El policía 2 lo mira con asombro. Viejo: ¿Tiene el corazón purificado?
-"HAS NACIDO ENTRE LA BELLEZA
en un mundo de gente bella"-
FIN
en un mundo de gente bella"-
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario