domingo, 26 de diciembre de 2010

LA HABITACIÒN


No conozco mi nombre, edad ni nacionalidad. Supongo que padezco de algún extraño tipo de amnesia, ya que hay cosas elementales que desconozco y otras que conozco con certeza. Por ejemplo, reconozco la habitación en la que me encuentro. Es mía. Sé que he estado encerrado aquí, aislado del mundo exterior durante un tiempo indefinido, escribiendo en mis cuadernos.


Manos que escriben. Almas en colisión
Una horrible película proyectándose sin ningún espectador
Sueños como días se consumen en la realidad.


No sé que ha sido de ellos ni sobre qué estuve escribiendo.


Palabras, palabras,
palabras reproduciéndose en ESPACIOS fértiles.


Tampoco sé cuándo comenzó mi encierro ni el motivo por el cuál estuve encerrado. Tal vez se deba a que me esté recuperando de algún accidente, aunque lo más probable es que padezca algún trastorno mental que me obligue a mantenerme aislado.


La ilusión del espejismo psíquico es mi herida.
Lo externo contra lo interno. Conflicto aburrido y sin solución.


Luego de mirarme al espejo del ropero, he reconocido mi rostro de inmediato, y debido a que mi cuerpo está en perfectas condiciones, la posibilidad del accidente queda descartada.


Los espejos La magia El engaño astral La obsesión
                        (ESPACIO- ESPEJISMO)


La habitación está ordenada como siempre lo estuvo. No sé si vivo solo ni cuál es mi estado civil. La ubicación geográfica de este cuarto me es desconocida. Tampoco sé con seguridad cómo me he estado manteniendo durante todo este tiempo, sin trabajar en el mundo exterior.
¿Habré estado viviendo de mis ahorros? ¿Seré un hombre rico?
Por el semblante de mi rostro y la sensación de bienestar físico que siento, debo haber estado alimentándome bien, inclusive cuidando de mi apariencia personal, ya que estoy perfectamente afeitado y tengo un aspecto pulcro.


Es cierto, el arte puede llegar a conceder algún tipo de  libertad
Y toda libertad implica un precio por pagar
Nada es gratis en el universo
Cada uno tiene lo que se merece.


Conozco cada detalle de la habitación, no me detendré a describirla. ¿Pero qué hay del resto de la casa? ¿Con qué me encontraré cuándo abra la puerta para salir de la habitación?


Una escalera. Una botella en un escalón.
Un hombre se arrastra por la escalera,
intentando agarrar la botella.
Detrás de él aparece una mujer.
Ella se le adelanta, toma la botella y
sube rápidamente por las escaleras.
Llega a una puerta negra y se encierra allí dentro.
Bebe de la botella y cae en un profundo sueño.
Despierta tumbada en la misma escalera
donde el hombre se arrastraba en busca de la botella.
Divisa la botella sobre un escalón.
Se arrastra rápidamente, intentando asirla.
Un hombre aparece detrás de ella.
Este se le adelanta, toma la botella
y sube rápidamente por las escaleras.
Llega a una puerta negra y se encierra allí dentro.
Bebe de la botella y cae en un profundo sueño.
La historia se repite una y otra vez.


En el cajón de una cómoda que está junto a la cama, he hallado algunas pertenencias personales que pueden servirme como pistas. Encontré una billetera con cierta suma de dinero, una lujosa lapicera y un pañuelo verde que parece nuevo. En el documento de identidad que he retirado de la billetera, he reconocido mi fotografía, deduzco que ha sido tomada hace poco tiempo, debido a que luzco casi como ahora. Aquí dice que mi nombre es Ernst Mann y que nací el 7 de julio de 1965, en Heidelberg, Alemania... Por lo menos unos datos, aunque en realidad no me sirven de mucho. Pero tengo la esperanza de que más adelante me ayudarán a resolver este rompecabezas. Calculo que tengo entre 30 y 40 años... Es una mera especulación basada en mi aspecto y las sensaciones de mi cuerpo. Debo averiguar que año es, la ciudad en que me encuentro... El país...


Y éramos...
no más que el sí o el no
incrustados en el pozo del laberinto cuántico.


¿Qué encontraré al abandonar la habitación?
La incertidumbre me produce cierta inquietud. No tengo memorias del resto de la casa. ¿Estaré dentro de una casa? No lo sé. Debo salir de la habitación... Es la única manera de averiguarlo...


NO DEBERÁS BUSCAR LAS VERDADES

NADA TE PERTENECE EN REALIDAD
NO PIENSES QUE POSEES ALGO PROPIO
TÚ ERES MI SOMBRA
ILUMINADA POR LA LUMINOSIDAD
DE MI PROYECCIÓN


Los objetos que hallé en el cajón de la cómoda no me dicen mucho. Supongo que esta es la lapicera que utilicé para escribir en mis cuadernos.
Sí, es un hecho. He releído la hoja que había encontrado bajo la cama, y con la lapicera acabo de escribir unas palabras al dorso. La caligrafía y la tinta son similares.


Un ángel crucificado por el don de las palabras


Por tanto, esta es la lapicera con la que escribí en los cuadernos. He guardado la hoja en el cajón de la cómoda, junto al pañuelo verde. Ahora debo enfrentar lo inevitable... Tengo que abrir la puerta y abandonar la habitación...


7 de julio. Pérdida del ritmo
                 o sensación del ritmo.

Ella y otra y Ella de nuevo
Recuerdos del futuro
la condena
héroe líder
enfermedad juvenil
tristeza vacío
3 muertes y esperar la resurrección
el limbo poeta perdido entre la niebla


Estoy parado frente a la puerta, dubitativo y ansioso. He girado el picaporte... ¿Qué encontraré al abandonar la habitación?

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