domingo, 3 de octubre de 2010

LOS SESOS DE J


J despertó, y cuando abrió los ojos encontró sus sesos esparcidos 
sobre un catre. Su primera reacción fue de espanto, 
pero luego de unos instantes asumió que su vida había 
tomado un nuevo rumbo y aceptó la situación(Además de 
sus problemas para distinguir la realidad, J sufría de 
una leve paresia periférica del nervio facial, 
dolencia que nunca dio a conocer).
El día anterior, su médico de cabecera, 
el célebre Dr. Brein, le había recetado tres barras 
de chocolate por día (el chocolate 
contiene Fenilanalina, sustancia que eleva 
los niveles de Serotonina en el cerebro) 
luego de que su reciente tratamiento a 
base de sales de litio, Ácido Valproico y 
toda suerte de fármacos estabilizadores 
del ánimo haya terminado en un rotundo un fracaso.
El Dr. Brein había oído sobre los efectos 
benéficos del chocolate de boca de un colega amigo, 
el Dr. Butcher, quien acababa de regresar 
de un Congreso realizado en Suiza, 
donde conoció la terapia chocolativa. 
Utilizan el chocolate (los resultados de 
esta nueva terapia experimental nunca 
se dieron a conocer) para combatir los arranques 
de violencia en pacientes con el trastorno bipolar 
y en alienados con alteraciones mentales aún 
no diagnosticadas. 
Los pacientes recibieron altas dosis de chocolate 
(administrados como barras comestibles, supositorios, 
inyecciones, etc.) durante una semana, 
internados en un hospital y bajo estricto control médico.
A Butcher le asignaron el caso de un ex-convicto 
ultra violento cuyos ataques de ira le habían 
llevado a cometer atrocidades innombrables en el pasado. 
Butcher afirma que luego de la terapia chocolativa, 
el paciente se integró a la sociedad de manera 
productiva y no volvió a cometer crímenes 
violentos al azar. 
El único altercado que tuvo fue una discusión con su jefe 
(había conseguido trabajo como maquinista en una fábrica) 
en el cuál sólo llegó a cortarle ambos brazos con una 
sierra eléctrica. Pero Butcher está convencido de 
que su paciente tenía motivos suficientes para 
justificar su acto, ya que el jefe le debía desde hace 
meses un almuerzo que el ex-convicto le había 
ganado en una apuesta.


Los comportamientos moderados de la mente
no revelan la conducta atípica del alienado.   
Los alienados NO toleran el rechazo
de los principios fundamentales en los que creen.
Algunos enajenados mentales
no proyectan su verdadera realidad mental(?) 


El doctor Brein llegó a la clínica y entró 
a su consultorio. Como sabía que le esperaba una larga 
jornada con pacientes problemáticos, decidió que 
debía prepararse adecuadamente para la situación. 
Comenzó inhalando éter de un pañuelo que empapó 
con la sustancia. Luego abandonó su consultorio, 
fue al quirófano de la clínica, y, aprovechando 
que el anestesista de turno había salido, 
se acostó sobre una cama y se colocó una máscara 
de la cuál aspiró oxido nitroso(también conocido como 
el gas de la risa) por diez minutos. 
Sintiéndose en buen estado y con ánimos de ponerse 
a trabajar, regresó a su consultorio. 
Allí lo esperaba J, sentado en una silla, ubicada 
frente al escritorio del doctor.
Brein saludó al paciente soltándole un fuerte 
estornudo en el rostro; caminó tambaleante 
hasta su escritorio, se sentó en su silla, 
sacó el pañuelo que contenía éter y 
lo aspiró por unos segundos. 
Acomodado en la silla, con la mente divagando 
en extraños ESPACIOS, tomó la iniciativa 
sin dar a J la oportunidad de pronunciar 
palabra alguna. Bueno - empezó el Dr., 
fuertes carcajadas que desfiguraban su rostro 
interrumpían sus palabras continuamente. 
Su mandíbula parecía estar a punto de caer al suelo 
en cualquier momento -, aquí no hay mucho por hacer. 
Digo que... Todo es natural, hasta sus tripas 
colgando como péndulos por el perímetro anal, y créame 
que por experiencia propia sé que eso no es muy agradable... 
Reaccionas y tu mente no te sigue, 
¿correcto? Bien- el discurso del Dr. fue interrumpido 
por un ataque de risa que sacudió todo su cuerpo, 
parecía un cadáver a punto de destartalarse -. Lo 
que ocurre es que el cuerpo no acompaña al instinto animal 
cuando uno está fuera de sí, es una regla básica de 
la medicina. Tú sabes que estás muerto pero los demás no 
(entre risas, estornudos y sonidos indescriptibles, 
el doctor asentía cuando J decía alguna cosa que apenas 
alcanzaba a oír, sin interés alguno. La vista se le había 
nublado y sólo quería deshacerse del paciente 
cuánto antes para proseguir con su automedicación). 
Mientras tanto, en una sala secreta, el director 
de la clínica era masturbado reiteradas veces por 
una enfermera ninfómana llamada SAMANTA 
(la pobre chica había sido expulsada del colegio de 
Orgonomía por no poder controlar sus impulsos erotómanos).
En el consultorio de Brein, un angustiado J empezó a manifestar sus inquietudes. - Necesito ayuda, doctor. 
Este no es el estilo de vida que nos prometieron... ¿A dónde fueron a parar nuestros padres, nuestras putas, 
nuestros sueños?


¿Qué nos queda por hacer?
Pasar el tiempo con placeres prohibidos
Aplacar el dolor a cualquier precio
Devorarnos unos a otros
Amarnos
Añorarnos
Te extraño tanto
Te extraño tanto
Te extraño tanto
Te observo desde el fondo del infierno.


!Dios no caga!


¿Por qué nacimos atrapados dentro de tan horribles FORMAS?
                                   
Pregúntaselo a Dios                     

Pero no te dará respuestas.

Cada loco encuentra las respuestas en su interior
Y vive convencido de que ha descubierto la verdad.


Sí, al principio pensé que ese era el motivo central de  
la enfermedad.


Era un hombre cansado. Lo había buscado y probado todo.
Su única meta consistía en hallar la cura.
Una vez curado de su mal, podría decidir qué hacer con su vida.
Era un hombre cansado y lleno de ira.
Lo que más le enfurecía era que los mismos métodos
que a él le habían fallado, parecían ser útiles para otros.
Y Los otros le hablaban de los milagros de la vida.
Esto le hacía sentirse como un maldito,
condenado de por vida a la enfermedad
¿De dónde brotaba su enfermedad? ¿Cuál era el origen de la misma?
¿Por qué carcomía hasta lo más profundo de su alma?
La enfermedad estaba en su interior y se apoderaba de su cabeza, 
llevándolo a un estado de ruptura.


Pero estaba errado, doctor... Dios no es el culpable... Y como si 
esto fuera poco, he contraído una nueva enfermedad, ALGO 
totalmente nuevo... La llamo: Mi yo sin sesos. Sí, doctor, 
escuche bien, no más gris, no más materia no más masa encefálica 
ni órganos ni NADA, sólo moscas, parásitos y bacterias sobre 
mis sesos. Los veo sobre el catre desde hace una semana, doctor. 
Y estoy empezando a preocuparme, usted sabe lo peligroso que puede resultar exponer órganos vitales a la intemperie, podrían terminar 
contaminados por organismos desconocidos para la ciencia... 
Tal vez mis sesos ya están infectados...

- Comprendo, comprendo - respondió Brein, hizo una pausa, sacó el pañuelo e inhaló profundamente- 
¿Consume usted algún tipo de drogas? Siéntase libre de contarme todo con exactitud, esta conversación es 
estrictamente confidencial.


Píldora
             sobre
                       síntoma
                                    sobre
                                              bosques
                                       guerras y demencia.


- Consumo las necesarias para modificar algunos de mis erráticos comportamientos. Recuerde doctor, 
que es indispensable depurar las ideas y agudizar la mente. Sólo busco un equilibrio químico - espiritual 
para lograr ver las cosas de la vida, con la  certeza de que aparecen con sus FORMAS verdaderas.


La mente de un niño
es prisión del adulto
que pensaba como niño

las FORMAS secretas
forman el alma del niño


Además, resulta evidente que es imposible soportar el ritmo del siglo XXI sin un poco de ayuda extra.


Quiero medicina para la cabeza, Dr. Brein.

                      
-¿Tiene usted la certeza de que fueron sus sesos los que ha visto 
sobre el catre, señor? - el doctor sacó 2 píldoras y las tragó con un trago de agua.

- Por supuesto. Míreme -J inclinó levemente la parte posterior de su cabeza hacia el doctor -. ¿Por qué 
cree que llevo estos molestos trapos sobre la cabeza? - El Dr. Brein se levantó lentamente de la silla para 
observar la cabeza del paciente. Luego de dar un rápido vistazo desde el escritorio que los separaba, 
volvió a sentarse.

-¿Tiene familiares o amigos cercanos?
- No, sólo cabezas, brazos, piernas, nalgas y cuerpos 
desmembrados... Están esparcidos por toda mi casa, y afirman 
conocerme bien... Puede verlos cuando desee, doctor.
- No creo que sea necesario. Sé que usted no me ocultaría 
ningún detalle. ¿HAY ALGO más que quiera decirme? 
¿Ha tenido pensamientos suicidas?
- Verá doctor, a medida que pasa el tiempo, uno llega a un punto en el que odia su vida... 
No la reconoce como suya... No sé como explicarlo... El suicidio es una cura, no una gelatina.

El suicidio es a menudo el acto final de una serie de comportamientos autodestructivos. La autoagresión violenta puede ocurrir
durante un cambio de humor hacia una depresión profunda.
Los cambios de humor pueden estar causados por fármacos
o por enfermedades mentales como el trastorno Bipolar
o el desorden de personalidad borderline.
Una persona que está experimentando un cambio de  humor
hacia la depresión es consciente sólo de modo parcial,
y probablemente después, recuerde sólo vagamente su intento de suicidio. 
Los que padecen epilepsia,
especialmente aquellos con epilepsia del lóbulo temporal,
con frecuencia experimentan episodios depresivos breves pero intensos 
que incrementan el factor de riesgo para la conducta suicida.


-¿Ha intentado quitarse la vida alguna vez? - el doctor fue víctima de otro fuerte ataque de risa -¿No se 
le ha ocurrido la idea de que tal vez ya esté usted muerto? No quiero alarmarlo... Pero en mis 40 años 
de experiencia nunca vi un caso como el suyo... Usted está destrozando a todas las leyes de la medicina... 
¿No se habrá volado los sesos de un escopetazo? Puede ocurrir, sabe...


El recuerdo de mi muerte
no prueba mi existencia
Hechos o conceptos
no me otorgan vida propia.


- Sí, confieso que he llegado a la conclusión de que ya 
estoy muerto. La cosa es así, doctor, la madre naturaleza 
ha sido generosa con ciertos imbéciles que poseen el privilegiado 
don de no pensar nunca en la muerte. Y lastimosamente, yo no 
pertenezco a ese grupo privilegiado.

Reiteradas ideas sobre el suicidio y la muerte


-¿Recuerda como fueron sus últimos momentos de vida?
- el Dr. Brein empezó a dormitar, desparramado sobre su silla.

- No... Sólo recuerdo que abrí los ojos y vi mis sesos esparcidos en el catre. Al comienzo me asusté... 
Después de un tiempo me acostumbré y lo vi como un cambio en mi manera de vivir... Pero me alejé 
del catre debido a que soy alérgico a la sangre.

- Comprendo -Brein dejó escapar una suerte de
bostezo-estornudo, acompañado de unas carcajadas que hicieron 
brotar lágrimas de sus ojos -. ¿Ha reflexionado sobre los 
posibles daños que ha sufrido su organismo? ¿Es consciente de la posibilidad de que sea usted incapaz de razonar?.

- En realidad no, doctor... Y en cuanto a mi capacidad para razonar… no sé si es conveniente 
intentar pensar en un estado tan crítico como el mío, además, sólo veo puntos, líneas sin sentido, 
también estoy mal del oído, pierdo la audición con frecuencia... Y... últimamente... sólo escucho 
mi propia VOZ...


Su VOZ es suficiente para enloquecer a un hombre

Líneas sin FORMA. Sensaciones. Horror y velocidad.


Doctor, imagino que no pensará que a esta altura le estoy mintiendo, ¿verdad?.

 


Había una VOZ interna que le daba consejos constantemente.
La oía cuando su mente estaba inmersa en la quietud,
al intentar ver la realidad. Pero además, él oía OTRAS VOCES.
VOCES malignas que lo arrastraban al borde de la locura,
¿Debería confiar en LA VOZ que le aconsejaba?. Definitivamente.
Porque pronto aprendió a diferenciar LAS VOCES, a conocer el origen
y la naturaleza de cada una de ellas.
Por ello llegó a la conclusión de que esa VOZ deseaba ayudarle.


- No, sé que usted no intentaría engañarme.
¿Y qué me dice de un poco de paranoia? 
¿Siente que lo observan, que lo estudian? 

- Ahora que me lo dice... Suelo sentir... Como una fuerza... 
Pero cada vez que intento hablar sobre ello me entran unas ganas irresistibles de orinar... Me está ocurriendo ahora mismo, doctor,
siento que mi vejiga está por reventar... Podría orinar en 
cualquier momento, doctor...

- No... Por favor... No se preocupe... Olvide el asunto, 
sólo era una pregunta de rutina... - El Dr. Brein miró el reloj 
de la pared y decidió que era el momento de poner fin 
a la consulta -. Bueno, se nos acabó el tiempo... 
Creo que hemos logrado un gran progreso - El doctor se incorporó; 
poseído por ataques de risa que le impedían hablar, llegó 
tambaleando hasta la puerta y la abrió -. Es todo por hoy, puede retirarse...
J permaneció quieto en la silla, observando confundido al doctor, 
quien estaba retorciéndose de risa junto a la puerta abierta, 
aguardando que el conflictivo paciente se marchase. 
Luego de unos instantes de expectativa, Brein acabó perdiendo 
la paciencia. Muerto de risa, lagrimeando y estornudando, 
fue hasta J, lo agarró por los trapos que cubrían su cráneo 
y lo echó a patadas del consultorio.

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