sábado, 2 de octubre de 2010

Muerte. La agonía del salvaje


Solo, muere el salvaje
Tumbado allí entre los matorrales.
La lluvia nutre su cuerpo 
y purifica su alma.
 
 
Es un hombre duro
Es un abismo de soledad
Está condenado
Y no le importa.
 
-¡Oiga!, hombre ¿Por qué bebe tanto?
 
-Bebo para mantenerme cuerdo.
 
-Usted es un enfermo
 
-La enfermedad crece en el corazón
Y el mío está lleno de sol.
 
 
Solo, muere el salvaje
Pero hay una extraña sabiduría en ello.
 
Él se burla de la muerte
Se sienta a beber con ella.
 
Lanza un último alarido
 
 
Y desaparece,
allí entre los matorrales...

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