«Bajo la enfermedad de la droga, cualquier línea de acción o inacción concebibles, parecen intolerables. Un hombre puede morir simplemente porque no puede resistir la idea de permanecer dentro de su cuerpo. » WILLIAM S. BURROUGHS
Es un tipo realmente extraño. Las primeras 3 noches que pasó libre de drogas fueron un infierno. Y no estoy hablando de drogas pesadas. No me detendré a departir mucho sobre ello. El inicio de los síntomas fueron calambres, espasmos musculares, náuseas y esa angustia punzante que sólo conocen los adictos que han atravesado por un período de abstinencia. Un dolor punzante en el cuello. El corazón destrozado. Tristeza. Desesperación suicida y pérdida del control psicomotriz.
Luego comenzó la despersonalización. Se sentía hundido en un terrible abismo, cayendo irreversiblemente hacia la muerte. No podía pensar con claridad; hablaba en un murmullo lento e incoherente. La situación era insostenible. Por ello decidió acabar de una vez con todo.
Pero la cosa es que siempre había tenido problemas a la hora de llevar a cabo sus ideas suicidas. Una cuestión de orgullo (Cree que aún debe conseguir muchos logros en la vida, vivir intensamente, realizarse de algún modo, todas esas tonterías). Lo sé, esto es aburrido. Lo lamento. No es para cualquiera. Pero quienes lo hallen interesante, sabrán disfrutarlo de alguna u otra manera.
Para crear grandes obras es necesario sufrir en demasía. Sí, suena a cliché, pero es horrorosamente cierto. Utilizaré como ejemplo el caso de un amigo, quien es demasiado feliz como para poder crear algo bueno. Y créanme que una gran insatisfacción resulta indispensable para lograr crear algo trascendente. La escritura demanda sobre todo sinceridad. Debes conocer lo que quieres transmitir. Tienes que haberlo sentido y experimentado, sólo entonces resultarás creíble. Como ejemplo les contaré el caso de un conocido, quien quedó deslumbrado luego de leer uno de mis relatos. Era un texto delirante que profundizaba en las aguas del ocultismo, la filosofía y la locura mística. Me preguntó de dónde había sacado esas ideas tan delirantes y complejas. Creyó que poseía una gran imaginación. Le respondí que no había hecho ningún esfuerzo, que no había imaginado nada...
Yo vivo de esta manera –respondí con tristeza, por estar atrapado en innumerables trampas mentales.
Sólo puedes crear algo si lo llevas por dentro.
La mayoría de los escritores son simples reproductores que consumen las obras de otros, hacen un licuado con las mismas y después reproducen una suerte de cóctel de ideas de diversos autores. No todos los artistas son creadores auténticos. El arte está lleno de usurpadores de percepciones.
Los artistas sensitivos, sobre todo los músicos y poetas, tienen acceso a los registros Akáshicos del universo. De allí reciben las ideas y utilizan las percepciones de otros pensadores, quienes ya habían dado vida a esas ideas con sus propios pensamientos. Cada pensamiento crea una forma mental. Esa forma mental es depositada en un Espacio junto a ideas y formas afines. Luego se conecta con mentes perceptivas, fértiles, capaces de asimilar las formas. Así es como crean los artistas sensitivos. Todo artista es un Receptor y Proyector a la vez. Recibe las ideas, las elabora, y las proyecta en su obra. Es un mecanismo inconsciente en la mayoría de los creadores.
Son pocos los que han descubierto el método y han conseguido dominarlo.
El usurpador de percepciones
La hora de la despedida ha llegado
El usurpador de percepciones se marcha para siempre
No más que un bufón, un farsante, un acróbata del tiempo
Es una muerte rápida y tranquila
Un escopetazo en la cabeza...
Y una lágrima.
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