sábado, 1 de enero de 2011

LA ENFERMEDAD



Era un hombre cansado. Lo había buscado y probado todo. Nunca encontró la cura.
Su única meta consistía en hallar la cura. Una vez curado de su mal, podría decidir qué hacer con su vida. Era un hombre cansado y lleno de ira. Lo que más le enfurecía era que los mismos métodos que a él le habían fallado, parecían ser útiles para otros. Y los otros le hablaban de los milagros de la vida. Esto le hacía sentirse como un maldito, condenado de por vida a la enfermedad ¿De dónde brotaba su enfermedad? ¿Cuál era el origen de la misma? ¿Por qué carcomía hasta lo más profundo de su ser? La enfermedad estaba en su interior y se apoderaba de su cabeza, llevándolo a un estado de ruptura.
Consumió todos los químicos que estaban a su alcance para sobrevivir en la ruptura. Fue en vano. Vislumbraba a la muerte como la única salida. Pero no quería suicidarse. Sería una manera vergonzosa de morir. Y como la vida le resultaba inalcanzable, al menos aspiraba a una muerte heroica.

NO HAY NADA AFUERA
LA CURA ESTÁ EN TU INTERIOR
LA ENFERMEDAD ES EL MAL USO DEL PENSAMIENTO
LAS FORMAS MENTALES CREADAS POR EL EGOÍSMO.

Había una Voz interna que le daba consejos constantemente. La oía cuando su mente estaba inmersa en la quietud, al abrir su corazón hacia sus semejantes, al intentar ver la realidad ¿Era La Voz parte de su enfermedad?. Porque de hecho, él oía Voces. Voces malignas que lo arrastraban al borde de la locura, Voces atormentadoras que lo hundían en la angustia  y la melancolía ¿Debería confiar en La Voz que le aconsejaba?. Definitivamente. Porque pronto aprendió a diferenciar Las Voces, a conocer el origen y la naturaleza de cada una. Por ello llegó a la conclusión de que esa Voz era de origen divino. Una Voz celestial que deseaba ayudarle ¿Sería todo un engaño, producto de su enfermedad?. Él no lo creía así. Apostaba todo a esa Voz que lo guiaba. Ella le ayudaría a sanar.

SILENCIA TU MENTE
ESCÚCHAME EN EL SILENCIO
TE ENSEÑARÉ A VER LA REALIDAD.

Había llegado a detectar tres elementos fundamentales que aceleraban la enfermedad: El deseo, el egoísmo y el mal uso del pensamiento en todas sus escalas.
No podía luchar contra su mal como si estuviera en una guerra. Era una batalla perdida de antemano. Pero descubrió que podía atacar de otra manera: Haciendo el bien. Eso fue un gran alivio para él. Tenía un arma poderosa y la utilizaría. El arma era el amor. La falta del uso del amor fortalecía a la enfermedad. El amor era la inmunidad y la cura.
Pero Las Voces malignas regresaban al ataque constantemente. Ello lo llevaba a un estado de atroz agotamiento. Y la enfermedad se aprovechaba de su debilidad.

ERES UNA MÁQUINA PERFECTA
DEBES APRENDER A USAR TUS PODERES
VIGILA CONSTANTEMENTE TUS PENSAMIENTOS

LOS PENSAMIENTOS PUEDEN REALIZAR MILAGROS.

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