sábado, 1 de enero de 2011

TEMPESTAD



Entre llanto y masacre: Un cielo.
Un cielo impregnado de animales selváticos;
sus oscuras llagas no vomitan esta extraña piel sin cuerpo,
todavía nos visitan con el llanto de la noche. La locura,
y una búsqueda desesperada del recuerdo intrauterino.
Temblores del alma. Y la gélida agonía, siempre nuestra,
masacrada por el peso de la bestia.
San Francisco lo sabía, y ha callado enmudecido por la fiebre:
El recuerdo es una trampa concebida por el odio.

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